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Úrsula
Fecha: 26/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Cyber Gaoler, Fuente: TodoRelatos
... a nosotros. Viste de cuero de la cabeza a los pies. Su pelo y su barba ya son canos. Los soldados me dejan de pie frente a él y se van sin decir palabra. El hombre me sujeta por los hombros y me conduce hacia la pared. Sus manos son ásperas pero cálidas, me sujeta firmemente aunque si apretar demasiado, casi lo hace con cuidado. Comienzo a sentir calor. Veo un fuego que arde en una chimenea justo delante de mí. El hombre, con cuidado, me obliga a arrodillarme delante de la llama. Mi corazón se encoge al girar la cabeza y distinguir todo lo que hay en aquella estancia. Sobre mesas rústicas: herramientas de herrero, piezas de metal… Piezas a medio hacer y otras completas pero se distingue su uso: cadenas, grilletes, cepos, candados… ¿Eres el verdugo? -me atrevo a preguntar, sigo de rodillas, desnuda y con las manos sujetas a la espalda. Verdugo, carcelero… El único que se atreve a vivir aquí en las profundidades. El hombre se dirige a una de sus mesas. Coge un objeto. Lo veo acercarse y distingo perfectamente lo que trae: dos gruesos brazaletes de hierro unidos por una fuerte cadena. Un par de grilletes. El hombre no puede evitar hacer un comentario innecesario: Normalmente no tengo ninguno para los pequeños tobillos de una muchacha. Lo preparé mientras estabas en el cepo. Afortunadamente, se calla. Se arrodilla a mí lado y con una pequeña pala coloca algunas brasas en un cubo de metal. Coloca unas pequeñas piezas sobre las brasas y las aviva con un ...
... fuelle. Una bofetada de calor me golpea la mejilla. El hombre dirige mi vista al frente. No quiere que vea como trabaja. Siento el hierro frío alrededor del tobillo derecho. ¡¡¡Ayyy!!! Ahora el hierro quema de repente. ¡¡¡Ahhh!!! Ha dado un terrible golpe con un mazo o algo similar, he temblado de los dedos el pie hasta la coronilla. Deja caer algo… ruido de ebullición, al menos el grillete deja de quemar. Una nube de vapor caliente me alcanza los ojos. Oigo una lima rascando. Me atrevo a mirar. Parece que ha cerrado el grillete con un remache al rojo. Ahora se coloca al otro lado y hace lo mismo cerrando el grillete alrededor de mi tobillos izquierdo. Yo cierro los ojos deseando despertar en otro lugar. Vuelvo a sentir el hierro caliente, el golpe certero y demoledor y el calor del vapor en mi cara. Cuando abro los ojos está lijando el remache concienzudamente, rematando con celo su trabajo. Al terminar, me obliga a levantarme. Lo hace despacio, sin prisa, pero sin darme opción. Sigo con las manos sujetas atrás. Mientras enciende una antorcha, le pido agua… Me da de beber con un pequeño cazo. A la luz de la tea, me conduce por un pasadizo oscuro distinto al de entrada. El camino desciende, el ambiente cada vez es más húmedo. Caminar con los grilletes es difícil. Al peso se une la longitud de apenas un pie y medio de la gruesa cadena. Estoy obligada a dar pequeños pasos. Siento tirones dolorosos cuando, inconscientemente, intento dar uno más largo. Un horrible ...