Úrsula - Relatos Eróticos

Úrsula

... tintineo metálico acompaña todos mis movimientos.

Pasamos por varias intersecciones. Parece un mundo subterráneo, debe haber una legua o más de pasadizos.

Creo que aunque me liberaran ahora no encontraría la salida. Llegamos a una pequeña cámara, no hay más camino.

El hombre me obliga a arrodillarme. Bajo mis piernas hay una cama de paja y una manta. Alguien colocó también en el suelo una jarra, un trozo de pan y un cubo de madera.

El carcelero alcanza un objeto del suelo. Que!!! Es un grueso collar de hierro sujeto a la pared de piedra por una cadena. El hombre la cierra alrededor de mi cuello, asegurándola con un candado. Estoy casi en el límite de la cadena, a unos seis pies de la argolla en la pared. Collar y cadena están cubiertos de herrumbre.

El hombre corta mis ataduras y coloca la antorcha en un soporte. Me habla:

Ya tenía todo preparado: paja fresca, una manta, pan duro de ayer y agua… Y un cubo para tus necesidades, no te las hagas encima.

Al terminar, enciende otra pequeña tea y se va…

Tienes casi una hora de luz. Aprovechala… Hasta mañana no habrá más…

Derrotada y resignada me dejo caer en la paja. Para mí sorpresa, algo que parece lenguaje humano llega a mis oídos:

¿Quién eres?

Era una voz ronca y débil, pero inteligible. Al mirar en la dirección del sonido, reparo en una especie de sombra humana tumbada en el suelo.

Al mirarla yo, se revuelve. Oigo el campanilleo de más cadenas de hierro. Lleva grilletes en los tobillos y un ...

... collar en el cuello que parecen idénticos a los míos, aunque ya totalmente oxidados. A la luz de la antorcha puedo distinguir su silueta: una mujer. O alguna vez lo fue. Ahora es una sombra esquelética, con la piel arrugada y pálida como la muerte, caderas y extremidades huesudas, senos caídos y vacíos sobre costillas que sobresalen, los ojos son brillantes como los de un gato, el pelo fue rubio pero ahora parece descolorido, ha crecido sin control y está enredado como un matorral, sus uñas son largas y retorcidas.

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Casi de manera automática me acerco a ella. El radio de nuestras cadenas permite que nos encontremos en el centro, justo debajo de la antorcha. No tengo vergüenza, le cuento toda mi historia. Vida sencilla en el campo, arrancada, secuestrada para ser copera, copera significa “sierva en la cama”, el conde se va a casar, no gusto a su prometida, me acusan en falso, ya está…

La infeliz abre sus ojos y su boca todo lo que puede. Con dificultad comienza a contarme su vida. Sancha es su nombre. Dejó su aldea voluntariamente para servir en el castillo. Trabajo duro: limpieza, preparar las camas, ayudar en la cocina… Cuando el anciano conde muere y su hijo es nombrado, el nuevo señor hace formar a toda la servidumbre en el patio. Pasea por delante de todos, pregunta sus nombres. Dice unas palabras de ánimo, “regala” un cerdo entero y vino para que hagamos un banquete.

Tras el banquete un soldado la lleva con el señor. Se ha fijado en ella, ...