Úrsula - Relatos Eróticos

Úrsula

... es una mujer pequeña con curvas generosas, piel rosada, pelo pajizo y ojos claros. Medio borracha pierde su virginidad con el señor. Pasa a ser la “copera”... sí, una sierva sexual. Al principio disfruta de sus privilegios: habitación individual, no trabaja, cena con el señor… La soberbia le puede, hace castigar a una compañera por una tontería.

Pero su posición es frágil. Antes de ser seleccionado tonteaba con uno de los mozos del establo. Continúa haciéndolo por las tardes. Cree que nadie los ve…

Alguien debió informar al conde. Aparecen joyas robadas en su cuarto. Es tratada como una criminal. Avergonzada desnuda en el cepo del patio. Bajada a las mazmorras, encadenada y abandonada. Mantenida a pan y agua hasta que las condiciones del encierro acaben por matarla.

Aterrada por su historia comienzo a roer el pan duro que me ha dejado el carcelero. Lo comparto con Sancha, el agua también. Estaba hambrienta, ahora me cuesta tragar.

Poco a poco se va extinguiendo la luz. Casi sin darme cuenta, el cuerpecillo de Sancha se ha ido acercando a mí, ahora estamos entrelazadas. Me sigue hablando:

Mientras mi cuerpo no se había deteriorado mucho, el conde venía a visitarme frecuentemente. Me ponía a cuatro patas para penetrarme. Yo no protestaba, fantaseaba con que la lujuría le haría liberarme y devolverme a mi posición, aunque los privilegios fueran menores, aunque tuviera que trabajar por el día y complacerlo por las noches.

Nada de eso pasó… Según me contaron ...

... las otras sirvientas, llegué al castillo como un mes después de su caída en desgracia. El señor volvió a examinar al servicio y ninguna le gustó. Envió a dos soldados a recorrer el feudo en busca de una joven adecuada. Ella debe llevar aquí poco más de un año.

A tí también te visitará… Por eso no te han tocado los soldados ni el carcelero, el señor te quiere sólo para él hasta que te dé por perdida.

La abrazo como respuesta. Su cuerpo empezó pareciéndome repulsivo, pero aquí cualquiera haría lo que fuera por un poco de calor humano. Su piel debió ser suave pero ahora es áspera. Ha perdido todo color. Su calor corporal es escaso. La oscuridad ya es total. Aunque no haga falta cierro los ojos intentando dormir.

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¡¡¡Ahhh!!!, ¡¡¡Ahhh!!! Algo me despierta… Algo en mi entrepierna. Me empiezo a notar húmeda, convulsiono… Es Sancha, me está masturbando. ¡¡¡Ahhh!!!, ¡¡¡Ahhh!!! Sus dedos huesudos están haciendo un buen trabajo. Como respuesta la acaricio, le acaricio el pelo… está muy enredado, tengo cuidado de no dar tirones. ¡¡¡Ahhh!!!, ¡¡¡Ahhh!!!, me corro sin control. La estrujo, le clavo las uñas en la espalda.

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Despierto… ¿La hora? No la sé… No hay luz. Sigo abrazada a Sancha. ¡¡¡Ehhh!!! Su cuerpo, ayer tibio, está frío, muy frío…

La llamo por su nombre, le grito, la zarandeo… Nada. La aparto de mí, rueda como un pequeño tronco. Me aparto de ella lo que me permite la cadena.

¿Qué ha pasado?, ¿Está muerta?, ¿La he ...