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Úrsula
Fecha: 26/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Cyber Gaoler, Fuente: TodoRelatos
... las muñecas sobre los semicírculos de un lado y cierra la pieza. Antes de que sea consciente de qué pasa, coloca algo sobre el extremo sin bisagra y ejecuta un tremendo golpe seco con un martillo. El temblor se transmite a todo mi cuerpo. Después del martillazo, el hombre sujeta la parte plana entre mis manos y tira de mí. Entiendo lo que ha hecho. Me ha sujetado las manos con un cepo de metal. Lo ha cerrado con un perno introducido a presión. Fácil de cerrar, liberarme ahora requeriría mucho tiempo del trabajo de un buen herrero. Sujeta de pies y manos, el hombre me lleva por el pasadizo por el que entré. Salimos al patio. La luz del día hiere mis ojos, no veo nada. Oigo como el verdugo habla con alguien. Seguramente un soldado. Alguien me vuelve a sujetar por las manos y me conduce por el patio. Empiezo a distinguir luces y sombras. Veo la cota de mallas del soldado que me arrastra. Entramos en la gran torre, la casa del señor. Me llevan a una habitación que no conozco. Mi vista ya parece funcionar normalmente. Allí me espera él… El conde, el señor… El soldado se retira dejándome de pie frente a él. Me mantengo firme, estirada al máximo pero con la mirada hacia el suelo. Él se acerca a mí, acerca su boca a mi cara. ¡¡¡Qué pena!!! Te han descubierto robando. Es mentira, yo no robé nada. ¡¡¡Ay!!! Me ha dado una bofetada en la boca. Te atreves a decir que mi prometida o sus damas mienten. No abro más la boca. Está claro que no tengo nada que ...
... hacer. ¡¡¡Ahhh!!! Ha comenzado a tocarme la vulva. Hago un esfuerzo por no mover un músculo. Él ha humedecido índice y medio con saliva y está acariciando mi clítoris lentamente. Sé que no debo negarme pero no quiero sentir nada, ni siquiera placer físico. Mientras me masturba, comienza a hablar susurrando lentamente: La baronesa te quiere ver en la horca. Voy a evitarlo de la única manera posible. El rey acaba de crear un campo de prisioneros en las minas de sal. Cerca de aquí, en la sierra blanca. Es una jornada de viaje. Un soldado te levará ahora mismo. Antes de que me pidan erigir el cadalso y no pueda negarme. ¡¡¡Ahhh!!!, ¡¡¡Ahhh!!! No puedo evitarlo… Mi cuerpo está respondiendo. Temblores, gemidos… El conde me conduce hasta una mesa de roble que me llega hasta la cintura. Extendiendo mis manos hacia adelante tumba con todo el tronco sobre la mesa, los pies de puntillas y el culo en pompa. ¡¡¡Ahhh!!! ¡¡¡Ahhh!!! Siento como me penetra. Al principio le cuesta entrar pero acaba entrando hasta el fondo. Entra y sale, entra y sale con fuerza hasta eyacular. Yo tiemblo y jadeo, me gustaría gritar sin control como una loca, me reprimo para no llamar la atención de nadie. El conde termina limpiándome la vagina con un trapo. Me da un beso en la boca y se va. Me quedo sola, de pie, sujeta de pies y manos y aun jadeando por el esfuerzo recién realizado. Un soldado entra. Lo conozco. Es el último recluta que llegó al castillo. Un tipo de mi edad que fue arrancado de ...