1. Ciudad Caliente (1)


    Fecha: 18/12/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... pique y la penumbra invadía la casa como una mancha de humedad.
    
    …
    
    El viernes por la noche, Isabel eligió su vestido con una meticulosidad casi quirúrgica. Descartó el rojo por obvio, el azul por servil y terminó en el clásico negro, ese que la abrazaba justo en la cintura y le dejaba el escote insinuante sin caer en vulgaridad.
    
    Alfonso la esperaba en el pasillo, con la camisa recién planchada y la corbata color vino. La tomó del brazo, y juntos abordaron el taxi que los llevaría al restaurante más caro de la ciudad.
    
    El local brillaba, literalmente, bajo la luz de las velas y los reflejos de la cristalería. Los manteles inmaculados conferían al ambiente un aura casi quirúrgica, como si en ese espacio los sentimientos tuvieran prohibido manchar nada. A lo lejos, la figura de Octavio Ríos los esperaba en la mesa central. No necesitó levantarse para dominar el salón: bastó el gesto de su mano, el mentón firme, los hombros rectos bajo el saco azul oscuro. Era la clase de hombre que incluso sentado parecía un general al mando.
    
    Isabel sintió un temblor en las piernas cuando avanzaron hacia él.
    
    —Buenas noches —dijo Octavio, su voz perforando el aire con facilidad.
    
    Alfonso estrechó la mano de su jefe con torpeza reverencial, inclinando la cabeza y repitiendo el "muchas gracias por la invitación". Octavio apenas le concedió un asentimiento antes de volcar toda la intensidad de su mirada sobre Isabel.
    
    —El gusto es mío, señora González. Permítame—dijo, y tiró ...
    ... suavemente de la silla para que ella se sentara.
    
    —¿Cómo les trata la ciudad? —preguntó Octavio.
    
    —Bien —contestó Alfonso, pero Isabel añadió—: Es diferente, más intensa. Cuesta adaptarse al ritmo, pero los chicos ya tienen amigos y eso ayuda mucho.
    
    Octavio sonrió y dijo:
    
    —Eso es lo importante. Los hijos son más rápidos para adaptarse. Nosotros los adultos solo aprendemos a fingir que no extrañamos.
    
    Isabel saboreó sus palabras y preguntó:
    
    —¿Usted tiene hijos?
    
    —Uno. Aldo. Es mi orgullo y mi pesadilla —respondió Octavio sin mostrar los dientes—. Aunque creo que lo prefiero así.
    
    Isabel rió levemente y comentó:
    
    —Ah, lo conozco, un caballero como su padre. — Octavio levantó una ceja, interesado — Va a la facultado con mis hijos y el otro día pasó por la casa. Parece que han hecho buenas migas.
    
    —Me alegra oírlo. Siempre es mejor saber que se mueven en buena compañía. — respondió el fornido hombre.
    
    El postre llegó como un respiro. Octavio solo pidió café, y durante ese tiempo habló de su esposa fallecida con dolor en la voz. Isabel se conmovió por la cicatriz invisible que percibía en él.
    
    —Debe extrañarla mucho —dijo ella. —Cada día —respondió Octavio—. Pero la vida sigue.
    
    Isabel bajó la mirada por un instante, sintiendo el interés genuino en los ojos de Octavio al volver a encontrarse con ellos.
    
    La luz se volvió más íntima en la mesa, mientras Alfonso empezaba a sentir el peso de la conversación. —¿Le gustó el lugar? —preguntó Octavio. —Mucho ...
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