1. Albast.Capítulo 27


    Fecha: 30/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos

    ... movía.
    
    —Walter. ¿Has venido a ver a mi hija? ¿Qué es ese ruido de ahí afuera? Hay un montón de gente corriendo por los pasillos. —le preguntó Greta mientras hurgaba en la manta y acariciaba lo que quiera que hubiese allí.
    
    —No tenemos tiempo. Unos comandos aliados han invadido el centro. Creo que les han ayudado desde dentro. Esa maldita mosquita muerta, Lotte Muller, ha debido de liberar sus animalitos y mientras estábamos intentando contener el desastre, han entrado por la puerta principal. Hay que largarse de aquí. Ya.
    
    —Pero no podemos. —replicó von Hula vehemente— Greta ha tenido un parto difícil— le informó señalando el bulto entre las mantas. Y ese hombre necesita asistencia.
    
    —Tienes tres minutos para vendarle el brazo Gerhard, mientras yo ayudo a Greta a vestirse. —dijo acercándose a la mujer.
    
    —¡Oh, Dios! ¿De veras que quieres llevarte eso contigo? —le preguntó a Greta inspeccionando aquel... no sabía cómo describirlo.
    
    La pequeña, si podía llamarle así, ya que debía pesar ya alrededor de doce kilos, era una bestia enorme y musculosa, con una cabeza grande llena de protuberancias y unos ojos pequeños y malévolos. Su uñas eran ya garras y Walter no se explicaba cómo había podido parir aquel engendro lleno de agudas espinas y rugosas placas que protegían la espalda y el abdomen.
    
    —¡Es mi hija! —respondió ella apretándola contra su pecho.
    
    Walter no tenía tiempo de discutir así que le quitó la aguja del brazo, la ayudó a incorporarse y la vistió con ...
    ... una bata cruzada sobre la cintura y un pesado capote militar que encontró en el armario. Las noches comenzaban a ser frías. Cuando terminó, von Hula ya había vendado a Gerhard.
    
    —Tiene el brazo destrozado, pero he logrado cortar la hemorragia. Necesita ayuda rápida, si no, lo perderá.
    
    —Tendrá que arreglarse de momento. Tenemos que salir de aquí. —dijo Wust.
    
    —Cojamos uno de los coches...
    
    —Imposible, los comandos tendrán asegurado el patio. —le cortó Gerhard con el rostro macilento, pero alerta y perfectamente consciente de la situación— ¿Hay otra manera de salir de aquí?
    
    —Según los planos de los pasadizos hay un antiguo pasaje que lleva a la mitad del barranco. De ahí debería partir un estrecho camino de pastores que lleva al lago. —respondió Wust— Si nos damos prisa, estaremos en el pueblo en pocas horas y ya pueden darse prisa esos gilipollas, porque se les va a caer todo el ejército alemán encima.
    
    Von hula inyectó algo en el hombro del Kriminalkommissar y salieron por el mismo pasadizo por el que entraron, giraron a la izquierda y después de varios recodos, se encontraron con una escalera que se internaba en la oscuridad. Wust encendió una linterna y comenzó a bajar la escalinata.
    
    La luz no penetraba nada más que unos pocos metros en la oscuridad. El demonio sabía cuánto tiempo hacía que nadie recorría esas escaleras. Pequeños desprendimientos les obligaron a mirar atentamente dónde ponía los pies. Veinte minutos después, seguía sin haber un atisbo de luz ...
«12...91011...18»