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Albast.Capítulo 27
Fecha: 30/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos
... ella había dos sillas, una vacía, otra ocupada por el cadáver de un oficial de las SS. Había recibido un disparo en la nuca. —Se resistió. —dijo uno de los comandos con una sonrisa sádica, al ver a Douglas inspeccionar el cadáver. Después de ver lo que habían hecho aquellos animales, el americano no hizo ningún comentario. Únicamente se limitó a tirar el cadáver de la silla de un empujón para poder sentarse en ella y empezar a mover los diales. No tardó en encontrar la frecuencia de emergencia. —Cielo Azul, Cielo Azul. Aquí Merienda de Hienas. Respondan. Cambio. — Cielo Azul, Cielo Azul. Aquí Merienda de Hienas. Respondan. Cambio. —insistió. —Aquí Cielo Azul, los oigo alto y claro. ¿Algún problema? Cambio. —Las hienas se han rascado todas las pulgas, pero tenemos un problema. Necesitamos otro pajarraco más. Cambio. —Imposible. —sabía que aquel mamón de Sheridan se negaría, pero no se dio por vencido. —Insisto. No servirá de nada todo esto, si dejamos morir a un montón de gente inocente. Si no lo hace por mí, hágalo en nombre de la decencia humana. Cambio. —No es posible, no nos quedan pajarracos y además es demasiado tarde. Cambio. —No si una de las cigüeñas aterriza después de dejar sus huevos en el nido. Cambio. —Puto Cowboy, eso no es una pista de... —Sabe que es lo suficientemente larga. Si no hace lo necesario, será lo primero que diga a la prensa cuando llegue a casa. —amenazó Douglas perdiendo la paciencia—Tengo fotos. Cambio. El ...
... ruido de estática sustituyó a la sarta de improperios que soltó Sheridan ante el micrófono. Tras dos minutos, que le parecieron interminables, el receptor volvió a crujir. —Está bien, cowboy, tu ganas. Pero si algo sale mal, yo mismo te estrangularé con mis propias manos. Cambio. —Gracias, señor. Si algo va mal yo mismo pondré sus manos sobre mi cuello. Corto y cierro. En cuanto cortó la comunicación se levantó y cogió una de las granadas y la lanzó al mismo tiempo que los otros dos hombres cerraban la puerta blindada y explosionaban las cargas. Sin pararse a escuchar la detonación, se volvieron y echaron a correr hacia la entrada. Cuando llegaron, las puertas de los ascensores se estaban abriendo, expulsando a los últimos comandos. El éxito había sido total. Solo un muerto y seis heridos, dos de consideración. Al lado de los prisioneros judíos, había una considerable montaña de papeles. Las puertas se cerraron y los ascensores comenzaron a bajar inmediatamente. Los comandos abrieron las puertas de los ascensores y tiraron cargas de TNT antes de volver a cerrarlas. Inmediatamente comenzaron a evacuar a la gente a los camiones que los hombres de Simmons ya tenían preparados. Cuatro hombres quedaron para poner cargas en distintos puntos del castillo. El personal no militar del castillo había permanecido dentro de sus estancias. Francamente le importaba muy poco lo que les pasase. —¿Todo bien? —le preguntó a Nadia, que se sentó a su lado en la caja del segundo ...