1. Albast.Capítulo 27


    Fecha: 30/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos

    ... cuando ya veía la luna a través de una estrecha abertura y diez metros antes de alcanzarla, la onda expansiva le embistió como un topetazo. Se hizo un ovillo y rodó por el pasillo. Salió lanzado por la abertura y voló por los aires veinte metros, chocó contra un roble joven arrancándolo y cayó pesadamente al suelo. Aturdido, sacudió la cabeza, se levantó y miro atrás, hacia la salida del túnel, ahora totalmente cegada. Se levantó y estiró sus miembros sin notar más que un ligero dolor en la muñeca. Pero el mutante no pensaba en nada, solo tenía una cosa en la mente, una cara... La cara de una mujer que se llamaba Ruth. Miró una vez más a su alrededor y se internó en el bosque.
    
    —Agujero Negro, aquí Madre Amorosa. Tenemos una nueva misión para usted.
    
    —¡Que coños! —exclamó Hipper sin importarle un carajo romper el silencio de radio. De todas maneras, los Kartoffel ya los habían detectado y en ese momento estaban siendo víctima de los cazas nocturnos— Con todo el respeto, señor. ¿Qué se supone que estoy haciendo ahora, cogiendo setas? Es la segunda oleada de cazas que estamos soportando, Stephens ha caído y ahora soy yo el líder y todo para qué. ¿Qué coños hay en nuestro destino que sea tan importante?
    
    —Es una petición directa del primer ministro, es lo único que tiene que saber, Capitán.
    
    —Aunque venga del mismo Churchill, no deja de ser una puta jodienda.
    
    —En eso estoy de acuerdo, Capitán. La guerra es una jodienda, pero son órdenes. Ahorre combustible y ...
    ... cuando termine su misión principal, se debe reunir con Perro Sifilítico, en la cuadrícula ciento ochenta y siete. El resto de las instrucciones se las dará él.
    
    —Señor, esto es una mierda. —dijo justo cuando un Me 110 estaba rociando el Lancaster que había a su derecha con sus cañones de veinte milímetros e incendiando uno de sus motores de estribor.
    
    —Pues échele un poco de kétchup y tráguesela sin masticar. —dijo el hijoputa del General.
    
    —Entendido, señor. Cambio y cierro.
    
    —¡Joder! ¡Mecagüen la puta! ¡Siempre la misma mierda! —le comentó Hipper a su copiloto, que había escuchado la conversación tan flemático como siempre— ¡Milkins! —gritó por el comunicador— Cambio de planes, después de lanzar los pepinos, tenemos una nueva misión. Calcula la ruta a la cuadrícula ciento ochenta y siete.
    
    —Pero señor...
    
    —Ni peros ni pollas. Órdenes directas del primer ministro. Cuando terminemos nos espera en la pista con una caja de puros.
    
    —Seguro que se los habrá fumado todos para cuando lleguemos.
    
    —¿Cuánto nos falta para llegar al objetivo? —preguntó al navegador cuando este dejó de quejarse.
    
    —Doce minutos, señor.
    
    —De acuerdo. Chicos, estad alerta. Esos mamones pueden volver. —advirtió a sus tripulantes que suspiraban de alivio en los comunicadores al ver que los cazas alemanes se retiraban.
    
    Estaba hasta los cojones. —pensó mientras giraba diez grados a la derecha para hacer la aproximación final al objetivo— Nunca había tenido una misión más absurda. Enviar a ...
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