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Albast.Capítulo 27
Fecha: 30/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos
... equipo táctico y varias decenas de personas y luego despegaremos rumbo sur. Cambio. —¿Tengo pinta de autobús escolar? —preguntó Hipper cabreado— Joder. Maldita sea mi estampa. ¿Que he hecho yo para merecer esto? —Supongo que estar en el lugar menos adecuado, en el momento justo, Capitán. Cambio. —Está bien. Yo tomaré el puesto de líder. Necesitaré hasta el puto último metro de esa mierda de pista. Cambio y cierro. Hizo una rectificación en el rumbo y miró el reloj. Tenía cinco minutos para hacer las comprobaciones de aterrizaje antes de comenzar el descenso. Habló con el navegante y este le confirmó, para su desgracia, que había combustible para aterrizar, volver a despegar y aun tendrían para llegar a cualquier aeropuerto del sur de Italia. Cuando todo estuvo bajo control, comenzó a descender. Por lo menos la noche estaba despejada y allí abajo se habían molestado en delimitar toda la longitud de la pista con bengalas y los faros de varios camiones. —Preparaos, chicos. —avisó a su tripulación— Una última parada y amaneceremos abrazados a las caderas de un chochito italiano. Culos perfectos y melenas negras como el ala de un cuervo... Hipper se alineó con la pista e inclinó suavemente los mandos mientras reducía poco a poco la potencia de los motores. Aquello no iba a ser fácil una pista corta sin asfaltar en plena noche. El Avro Lancaster obedeció y comenzó a deslizarse suavemente en dirección a tierra. Simmons y sus hombres apenas tuvieron tiempo de ...
... iluminar la pista. El rugido de unos motores ya se acercaba. Cuando el Lancaster apareció rozando las copas de los árboles con su tren de aterrizaje, no lo pudo creer. Aquella pista no era precisamente adecuada para un bombardero pesado. Cuando pasó a su altura, pudo ver el rostro concentrado del piloto. Aquel tipo tenía valor, mucho valor. Las ruedas entraron en contacto con el suelo, rebotaron un par de veces y comenzaron a rodar, levantando hierba y matojos a su paso. No frenó a tope, sino que dejó correr la aeronave a unos ochenta kilómetros por hora para dejar espacio al Liberator que venía detrás. El segundo avión, a pesar de ser también grande, había sido acondicionado para aterrizajes y despegues en pistas cortas y tomó tierra con más soltura. Los dos aviones llegaron al final de la pista y giraron en redondo. Ambos comandantes bajaron de sus aviones y se reunieron con ellos. —Rápido, andamos justos de combustible y no me gusta estar parado aquí abajo. —dijo Hipper tras los saludos de rigor. Todo estaba ya organizado. Los camiones se acercaron. Los hombres del SAS subieron al Liberator y los prisioneros judíos, cargados con un montón de mantas, estaban siendo ayudados a subir al Lancaster y apilados en las bodegas, acurrucados bajo las mantas. —¿Quiénes son? —preguntó Hipper— Tienen un aspecto lamentable. —Judíos. Esos cerdos nazis se las han hecho pasar canutas. Han estado haciendo experimentos inenarrables con ellos. —le informó Douglas sin entrar en ...