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Albast.Capítulo 27
Fecha: 30/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Alex Blame, Fuente: TodoRelatos
... de él fijos en sus pechos. —Hola, froilain Muller. Debería estar en la planta principal. Esto no es seguro para usted. —No te preocupes y llámame Lotte. —replicó ella sonriendo— La alarma es arriba. Estamos aquí mucho más seguros que en la planta principal. —el soldado pareció relajarse un tanto al oír aquellas palabras— Lo único es que aquí abajo estamos solos y no tengo con quien charlar. ¿Te importa si me quedo contigo hasta que pase todo este lío? —Por supuesto, Froilain... Lotte. —dijo el joven tragando saliva— Aquí estará más segura. El soldado se apartó para que ella pudiera pasar. La oficina era pequeña, pero tenía todo lo necesario para pasar una noche cómodamente. En una esquina había un pequeño escritorio, con una lámpara de lectura, sobre él había una pila de documentos, unas esposas y una novela de aspecto manoseado. En un lateral había un pequeño sofá orejero y un gramófono y en el otro, un pequeño camastro con un cabezal de hierro anclado a la pared. —No está mal. Parece bastante cómodo. —dijo Lotte sonriendo y acercándose al escritorio. El soldado la siguió dentro y cerró la puerta detrás de él. Ella le dio la espalda y fingió ignorarlo. Sus pasos cadenciosos resonaban en el suelo de hormigón, produciendo un sensual repiqueteo. Se acercó al escritorio e inspeccionó la novela con curiosidad. —Raymond Chandler, ¿Te gustan las mujeres fatales? —dijo Lotte girándose y acercándose al guardián. El hombre dio un paso y ella se acercó lo ...
... suficiente como para que él pudiese captar su perfume. El soldado hizo el amago de inclinarse para besarla, pero ella le puso el dedo índice sobre la boca y tras detenerle, comenzó a bajarlo recorriendo el cuello del soldado con su uña y bajando por su pecho hasta la cinturilla del pantalón, antes de alejarse y sentarse en el sofá orejero. Con naturalidad, metió la mano en el escote y se acarició el pecho con la boca entreabierta y los ojos vidriosos. Lotte trató de no sonreír al ver la cara embobada del guardia y colocó una pierna en el reposabrazos del sillón, mostrándole las bragas. —¿Crees que yo podría ser tu femme fatale? —le preguntó mientras se acariciaba el sexó por encima de la delicada seda de sus bragas. Él la miró sin decir palabra, no hacía falta. El bulto que crecía en sus pantalones, lo decía todo por él. Lotte disfrutó de el poder que ejercía sobre aquel joven. Sabía que haría cualquier cosa que le pidiese, pero decidió que tenía que asegurarse. Con un gesto le dijo que se acercase. El soldado vaciló y finalmente se acercó con pasos tímidos. —¿Cómo te llamas? —Soy Otto. —Yo Lotte. Acércate, y ponte aquí a mi lado, por favor, Otto. —dijo señalando el reposabrazos libre. El hombre obedeció y ella apartó la mano de su sexo y le acarició los testículos por encima del pantalón. A continuación, le desabotonó la cinturilla y le bajó la bragueta. —Mmm, Otto. ¡Qué grande y qué dura! —le susurró con voz ronca mientras el hombre se estremecía— Quiero ...