Albast.Capítulo 27 - Relatos Eróticos

Albast.Capítulo 27

... dice?

—Hilde...

—Ah, Sí. Tú debes ser Douglas. Soy Lotte. Aprisa, seguidme. La han detenido, está con el director del complejo.

Douglas se temió lo peor. No tuvo tiempo de preguntar más. No había tiempo. Simmons tomó la delantera y desplegó a sus hombres por los pasillos. En cuanto subieron el primer tramo de escaleras hasta el subnivel principal, la situación cambió. Las SS se habían apostado en los pasillos y a pesar de que los primeros cayeron sorprendidos por la audacia de los hombres del Servicio Aéreo Especial, pronto se entabló un furioso tiroteo.

Los alemanes estaban bien entrenados y, dirigidos por un hombre de la Gestapo, ofrecían una fuerte resistencia, pero no tenían la experiencia de los comandos, así que poco a poco se fueron replegando hacia el área de las cocinas, el comedor y la sala de comunicaciones. Solo unos pocos con el tipo de la Gestapo se replegaron hacia el área residencial y desaparecieron por los pasillos. Simmons no se anduvo con chiquitas y envió a tres hombres con cargas de demolición para que tomaran la sala de comunicaciones o la destruyeran antes de que pudieran contactar con el exterior. Afortunadamente, los alemanes eran cuadriculados y en cuanto sonó la alarma enviaron al personal civil a sus habitaciones, evitando que se cruzasen civiles aterrorizados en su avance.

En cuanto llegaron al ala residencial, Douglas con tres hombres más y Lotte indicándoles el camino, se internaron en ella, mientras el resto seguía hacia el ...

... comedor. En aquel lugar los pasillos estaban desiertos. Lotte les indico una puerta y Douglas la tiró de una patada. En aquella habitación no había nadie.

—No está aquí. —le dijo a Lotte mientras los hombres registraban la habitación.

La joven se paró un instante a pensar mientras los soldados, con las armas en ristre echaban miradas de soslayo a los pechos de la joven, evidentemente libres de un sostén que disimulase un poco sus sugerentes movimientos.

—Si no está aquí solo puede estar en las estancias de Wust... Greta esta de parto.

—¿Qué?

—Te lo explicaré luego. —dijo ella mientras paraba a los soldados que estaban a punto de salir por la puerta.

—Mejor vamos por los pasadizos.

Lotte les guio a una puerta disimulada en la pared y con seguridad les llevó por aquellos estrechos pasos, subieron unas escaleras giraron a la derecha y volvieron a bajar. Finalmente se paró delante de una pared y exploró el otro lado por una mirilla.

—Está bien. Es el recibidor de las habitaciones de Wust. No hay nadie. La puerta de la derecha da a su despacho, la de la izquierda, su vivienda.

Entraron en silencio y se desplegaron. Bajo la puerta del despacho no había luz. De todas maneras, la abrieron y lo encontraron vacío. Se giraron hacia la otra puerta. Podía verse una luz bajo ella y una conversación apagada. Douglas dio unas cortas instrucciones y contó hasta tres con los dedos. Uno de los comandos abrió la puerta y Douglas entró a saco. Si hubiese tenido tiempo, ...